Jugar con fuego

La contaminación por partículas es especialmente elevada en invierno. Esto tiene un gran impacto en nuestra salud y bienestar.

Fuera hace frío y está oscuro, pero dentro arde un cálido fuego. Con una chimenea, una manta y una taza de té caliente en la mano, el invierno puede ser una época muy acogedora. Pero lo que no vemos Nuestras chimeneas y estufas de leña son grandes emisores de contaminantes, sobre todo de partículas. Esta es otra de las razones por las que la contaminación por partículas en el aire exterior es un gran problema, sobre todo en los meses de invierno. En última instancia, tiene un impacto directo en nuestra salud y bienestar.

En verano, los valores de polvo fino o PM10 (partículas de hasta 10 micrómetros) en Alemania son a menudo inferiores a 50 µg/m³. El valor límite diario europeo es actualmente de 40 µg/m³. Sin embargo, en invierno se miden a menudo más de 100 µg/m³, en ciudades como Stuttgart incluso 188 µg/m³, es decir, más de cuatro veces por encima del valor límite de la UE. Desde 2021, la OMS ha llegado a recomendar sólo 15 µg/m³, aunque esto no es jurídicamente vinculante1.

Nuestros valores límite de partículas son muy, muy laxos en comparación con lo que recomienda la OMS. Estamos muy lejos de lo que sería recomendable desde el punto de vista de la salud.

Prof. Dra. Barbara Hoffmann

Instituto de Medicina Laboral, Social y Medioambiental, Universidad de Düsseldorf

Las estufas de leña, el tráfico y la inversión térmica provocan mala calidad del aire

Las estufas de leña son, por tanto, un factor determinante de los elevados niveles de partículas en el aire en invierno. En Alemania, por ejemplo, son responsables de entre el 10% y el 20% de las partículas en los meses de invierno2. En Polonia, el carbón vegetal se utiliza para la calefacción mucho más que en otros países europeos, razón por la cual los niveles de partículas en muchos distritos superan regularmente los valores límite de la UE, especialmente en invierno, por supuesto. La acogedora estufa de leña que se encuentra en muchos salones puede emitir hasta 500 mg de partículas por hora, lo que equivale a las emisiones de un coche Euro 6 en una distancia de 100 kilómetros.3

El tráfico también contribuye en gran medida a la elevada concentración de partículas en el aire exterior en invierno. A partir de noviembre, muchos viajeros pasan de la bicicleta o el transporte público al coche, y en general hay más vehículos en la carretera. Debido a este mayor volumen de tráfico y a las condiciones meteorológicas, a menudo se producen atascos o retenciones: los coches permanecen más tiempo en la carretera. Además, muchos conductores dejan sus vehículos en marcha cuando hace frío fuera, lo que hace que emitan una gran cantidad de contaminantes.

En invierno, sin embargo, nuestro propio comportamiento se ve agravado por las condiciones climáticas. Éstas también son responsables de los altos niveles de contaminación por partículas. En invierno suelen producirse inversiones térmicas, en las que las capas frías de aire de la superficie terrestre se superponen a las cálidas. El aire frío y contaminado queda así atrapado. Especialmente en las ciudades situadas en cuencas, no hay intercambio vertical de aire, esencial para la eliminación de contaminantes4. El resultado: un aumento significativo de la concentración de partículas.

Los efectos de la contaminación atmosférica en nuestra salud

Una mayor concentración de partículas tiene un impacto significativo en la salud y el bienestar de las personas. La OMS calcula que cada año se producen varios millones de muertes prematuras debido a las partículas. Las personas también declaran con frecuencia síntomas agudos, como ataques de tos y dificultades respiratorias, especialmente durante el invierno en zonas muy contaminadas. Además, las pequeñas partículas pueden penetrar en los pulmones y el torrente sanguíneo y provocar asma, infartos o cáncer de pulmón. El riesgo de abortos espontáneos o mortinatos, enfermedades neurológicas o demencia también aumenta debido a la mala calidad del aire5.

Los filtros de aire nos protegen en el interior del aire exterior contaminado

La contaminación por partículas en el aire exterior es un grave problema que se agrava en invierno debido a nuestro comportamiento y a las condiciones climáticas. Para proteger la salud de las personas, es esencial tomar las medidas adecuadas para filtrar este aire antes de que entre en Aire en nuestros interiores.

Para mejorar la calidad del aire interior se utilizan sistemas de ventilación y aire acondicionado correctamente diseñados y optimizados. Los filtros contribuyen de forma significativa a crear un clima interior saludable y agradable, ya que eliminan eficazmente partículas como el polvo, las bacterias y el humo del aire exterior.

A menudo se utilizan varias Etapas de filtrado con diferentes eficiencias y configuraciones de filtrado para lograr el mejor resultado de filtrado posible. Filtros de aire generales como Filtro de bolsillo, Esteras filtrantes, Filtro de panel y Filtro compacto se utilizan para la filtración de polvo grueso y fino. Filtros de aire especiales como Filtro HEPA o ULPA pueden filtrar bacterias y virus del aire, un factor decisivo en hospitales u otros entornos con un alto nivel de virus y bacterias. Filtro de carbón activado retienen olores desagradables y contaminantes como los COV que producen los productos de uso cotidiano. Estos Filtros de aire garantizan un aire mejor en Aeropuertos o en restaurantes y cocinas comerciales.

Los filtros de habitáculo protegen a los ocupantes de los vehículos

No sólo debemos prestar atención a la calidad del aire en el interior de los edificios. En funcionamiento normal, Ventilación de un coche aspira unos 300.000 litros de aire al interior del vehículo cada hora y, por supuesto, junto con él, contaminantes como partículas, polen y hollín. Como resultado, los ocupantes del vehículo pueden estar hasta cinco veces más contaminados que los transeúntes al borde de la carretera.

Por lo tanto, los filtros de habitáculo de alta calidad y su sustitución periódica son esenciales. Además de muchos filtros de habitáculo clásicos, Hengst también ofrece el Filtro de habitáculo Blue.care+, que protege eficazmente contra virus, bacterias y olores, así como contra el polvo fino. Como solución innovadora, hemos desarrollado el Filtro de habitáculo electrificado Blue.ion, que protege incluso contra las partículas más finas (PM1 y más pequeñas) y, gracias a las tecnologías de ionización y polarización, ofrece un rendimiento de filtración permanentemente alto y energéticamente eficiente.

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